martes, 13 de septiembre de 2016

Miedo

Siempre has temido a la inexistente luz oscura y a aquello que NO dormía debajo de tu cama. Luchabas contra las sombras que se pegaban a tus tobillos y corrías para escapar de lo que jamás te persiguió. Gritabas en sueños al imaginar situaciones que nunca existieron y sufrías al pensar que podrían llegar a ocurrir. Temías ante lo desconocido aunque quizás fuera bueno por conocer y te abrumaban los nuevos retos aunque pudieran tratarse de grandes fronteras llenas de oportunidades. Y arriesgar no entraba en tus planes… Conociste a personas dispuestas a entregarte su corazón y decidiste no abrir la puerta. Creíste que sufrirías como en historias de amor que ya forman parte de tu pasado. Y temiste al pensar que tus pies no volverían a sentir el calor de una nueva ilusión que igualara la intensidad del dolor que sentiste tiempo atrás. Y pasaste hambre de amar, sed de querer con demasiada fuerza.

Qué poderoso es el miedo. Te persigue, te engaña, te duele…Y te hace sentir vivo, humano. El miedo es encontrar la magia en la inseguridad y saber que estar a salvo no nos llena de absoluta felicidad. Somos humanos por perdernos en nuestros temores para llegar a encontrarnos,  y por nadar entre miedos de personas que nos abren su corazón para que los llenemos de amor. Que el amor si es puro no duele, y lo único que te puede matar es querer demasiado fuerte. Que duele el temor de perder, el temor de arriesgar y el temor de sufrir. Duelen los fantasmas de un pasado aún presente y los fantasmas del “qué pasará”. Y así se destruyen millones de historias de amor a diario.


La protagonista de encuentros bajo la piel se perdió en el camino del miedo y solo escuchaba el eco de una melodía que dejó de resonar tiempo atrás. Y tras dejar atrás el temor, volvió a sentir amor puro… del que te desgarra por dentro y te hace sentir que el único miedo que puede existir en una pareja es el miedo a explotar de pasión, de locura, de intensidad, de confianza, de ternura… en resumidas cuentas, DE AMOR.  Que el miedo sea poderoso, no quiere decir que sea malo. La clave está en canalizarlo y saber jugar con él… De lo contrario, él hará de tu vida su juego.

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