martes, 20 de septiembre de 2016

Abrazo

…”Estaba loca por verlo y no sabía qué hacer. Todas las noches soñaba con sus ojos, con su repentino abrazo y en sus palabras desconcertantes…”

Un abrazo repentino, de lenta absorción, su fuerza se pega a ti y lo sientes mucho después de salir de entre los brazos que lo han dado. Un cinturón que aprisiona tu cuerpo con un magnetismo que solo tú puedes sentir. Desprendes  aroma que solo tú puedes oler. Un abrigo transparente que lo llevas indistintamente que haga frío o calor, siempre te cubre de una estela de fuerza que hace que quieras buscar esa sensación de protección una y otra vez.



Marisa, la protagonista de Encuentros bajo la piel, le bastó con un abrazo para perturbar su vida, para querer ir a buscar a esa persona porque sabes que está diseñada para ti, para que sus abrazos encajen tu cuerpo y lo lleven al éxtasis de la protección y el cariño.

Existen muchos tipos de abrazos si los relacionamos con las circunstancias: el abrazo de la amistad con toques simpáticos y decomplicidad, del conocido frío y sugerente se capta todo muy rápido y te hace temblar o pasa inadvertido, del hermano que reconforta y anima siempre, del pésame, cuando un abrazo se convierte en un todo de palabras y un océano de paz que nos inunda y nos empuja como una ola para salir adelante, no importa quien nos lo da. 

Un abrazo es algo simple y complicado a la vez, como las grandes cosas suele pasar inadvertido en los juegos amatorios pero es importante y fundamental el practicarlo a diario si se quiere decir todo aquello que no sabemos explicar en palabras.

¿Recordáis algún abrazo especial, que os haya perturbado así?

No hay comentarios:

Publicar un comentario